Crónica de un encuentro podemita en París

"¿Viene Pablo Iglesias a París?" Eso pensé al ver el evento en Facebook. Sábado 5 de septiembre, como parte del Foro Exterior de Podemos, mesa redonda sobre la aplicación de los derechos humanos. No presté mucha atención al tema cuando vi que venían Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias. Así que como RSVP le di a "Asistiré", claro está.


El haberme enterado tan sólo un par de días antes del Día D, y el haber tenido esos días ocupados me permitió llegar sin expectativas ni ideas preconcebidas. Algo raro en mí, tampoco llevaba ninguna pregunta preparada. Y menos mal.


El evento recomendaba estar allí a las 5.30pm, dado que el coloquio empezaba a las 6pm. A las 5.15pm estábamos ya en el sitio, por si acaso. Poco a poco empezó a llenarse el anfiteatro, misma sala donde se fundó el Club des Cordeliers en 1790. A las 5.50pm la sala estaba ya poco menos que a reventar. Y allí no estaban ni Juan Carlos ni Pablo. Lo más remotamente parecido era un cartel medio abandonado en la mesa con el nombre de Monedero.

A las 6.15pm la gente empezaba a mosquearse, y a las 6.20pm una tal Arantza, del círculo podemita de la Ciudad de la Luz si no lo entendí mal, inauguró la sesión con un sentido mítin. Tras la ovación que siguió a su charla, la moderadora del debate nos anunció que el avión de Monedero venía con retraso, y nos explicó que el coloquio se dividiría en tres rondas de intervenciones: las dos primeras de diez minutos por ponente, y la última de cinco minutos cada uno.

Empezó hablando el señor Joinet, autor de los "principios Joinet" del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, destinados a luchar contra la impunidad en caso de crímenes de lesa humanidad. Dichos principios se basan en el derecho a la verdad, a la justicia, a las reparaciones y a la garantía de no-renovación de la violencia. En otro contexto su charla habría sido recibida con gran entusiasmo; no en una sala mosqueada por la falta de Iglesias y Monedero. Habló de la problemática española, de como sus principios no se respetaron demasiado en España, que fue casualmente objeto de una de las primeras investigaciones del Alto Comisionado en materia de impunidad.

Le llegó el turno a la señora Messuti, abogada de la querella argentina. Para los neófitos, la querella argentina es un conjunto de investigaciones judiciales sobre los crímenes del franquismo que se efectúa en tribunales argentinos. Dio una pequeña presentación sobre la querella, no muy profunda como ella mismo dijo debido a la falta de tiempo. Y Monedero sin aparecer.

Empezó a hablar Tania González, eurodiputada de Podemos - que no Tania Sánchez, la ex de Pablo Iglesias. Arremetió contra los poderes financieros hablando del incumplimiento de los Objetivos del Milenio en materia de desarrollo, que justamente han vencido este 2015. Llevaba hablando ya ocho de sus diez minutos cuando se abrió la puerta del anfiteatro y entró Juan Carlos Monedero de manera nada discreta, saludando al personal.

Pasó por detrás del estrado y tuvo a bien saludar a la señora González acariciándole y removiéndole el pelo, mientras ésta intentaba seguir con su discurso. Juan Carlos se sentó y saludó sonriente a la sala, Tania se dio cuenta de que nadie la estaba escuchando, y se interrumpió a sí misma, diciendo "aquí acaba de llegar una estrella del rock, podéis aplaudirle". Gran ovación en la sala. No parecía molesta.

Cuando acabó su discurso, le cedió la palabra a Monedero que, como buen showman y mejor orador, se adueñó de la sala en segundos. Atacó duramente a la Constitución salida de un perdón general, de una impunidad absoluta para con los criminales del franquismo. Criticó las manos manchadas de sangre de Fraga, uno de los Padres de la Constitución del 78. No respetó en absoluto su tiempo y aunque la señora Mesquida lo miró en un par de ocasiones, no se molestó en interrumpir el discurso hasta que acabó.

Para entonces nos habíamos plantado en las 7.30pm, llevábamos dos horas sentados sin movernos, y las caras intranquilas de la gente daban a entender que estaban esperando una pequeña pausa… que obviamente no llegó. Empezó el segundo turno.

Los cuatro ponentes y la moderadora. © Sergio Marín, 2015.

El señor Joinet nos contó una anécdota de sus días de consejero en Matignon (residencia del primer ministro francés), donde estuvo presente tanto en tiempos de Giscard d'Éstaing (derecha) como de Mitterrand (izquierda). Dice que los funcionarios flipaban en los primeras reuniones del gobierno de izquierdas, ya que cuando llegaban los políticos se besaban, se abrazaban y se tuteaban (esto último en Francia es muy poco común). Explicó cómo en la siguiente reunión se puso en la puerta aleccionando al personal: nada de tuteo, nada de besos, así no se gobierna un país.

Empezó a hablar la señora Messuti otra vez, explicando como antes se tomaba declaración a las partes por videoconferencia desde el consulado argentino correspondiente y de cómo ahora el sistema ha mejorado, el tribunal argentino envía la documentación al tribunal español correspondiente, que es quien se encarga de tomar declaración - esto denota la colaboración de la justicia española, y por tanto una mejora en la lucha contra la impunidad de los crímenes franquistas.

El turno pasó a la señora González de nuevo, y de nuevo habló de cómo los objetivos del milenio no se han cumplido en Grecia ni en España ni en ningún sitio, y de cómo nuestros gobiernos nos han obligado a "exiliarnos" - curiosa palabra para emigrar, dado que luego a los exiliados y refugiados sirios sí que los llamamos inmigrantes y no exiliados.

Y de nuevo Monedero: la ponencia en francés de Joinet, la monotonía de Messuti y la estridencia de González habían convertido a más de media sala en groupies incondicionales de Juan Carlos, más que nada por romper un poco con el calor soporífero de la sala cerrada y las ganas de ir al baño que acechaban ya a bastantes. En este soliloquio se dedicó a hablar, entre risas y chistes, de las vilezas de la transición ("nos acostamos franquistas y nos levantamos demócratas"), ignorando que cualquier transición suele ser así para profesores de universidad, fuerzas del orden, funcionarios, y demás colectivos que mencionó explícitamente.

En este momento eran ya las 8.15pm y ni rastro de Pablo Iglesias, ni una explicación ni nada. La gente empezó a irse, haciendo tanto ruido que no pude oír el principio de la última intervención de Louis Joinet. La señora Mesquida -la moderadora- tuvo que llamar al orden.

En este último turno los cuatro ponentes se dedicaron a citar más que de costumbre, con lo que al final fue una especie de colección de citas célebres, más que una serie de ponencias supuestamente relacionadas. El mosqueo general era palpable: la gente estaba ahí para oír a Pablo, no para escuchar a varios expertos exponer sus propias ideas sobre la aplicación de derechos humanos a escala mundial con mención especial a la Piel de Toro, que ni se tomaron el tiempo por otro lado en interactuar entre ellos. Fueron cuatro conferencias divididas en tres partes, pero para nada un foro ni un coloquio.

Finalmente, tras saltarse de nuevo el tiempo para hablar del programa de Podemos en su última intervención, Monedero cerró la parte de charla y dio paso a las preguntas. Todavía sin haber hecho pausa, siendo ya las 8.40pm. Y suma y sigue.

La primera pregunta fue de un español medio-checoslovaco (familia de izquierdas) y medio-yugoslavo (familia de derechas) con pendientes con la bandera republicana y un claro conflicto ideológico que habló de la fisiocracia y del impuesto único sobre el valor de la tierra, disimulando su improvisado mítin preguntando la opinión de Monedero (y por ende de Podemos) al respecto. Aún no estoy seguro que ninguno de los presentes en la sala entendiéramos la pregunta.

Y en ese momento se armó lo que, por hablar fino, catalogaría como un lío del copón. El micrófono inalámbrico se perdió y una señora anciana envuelta en una bandera republicana empezó a dar gritos. Empezó preguntando sobre la opinión de Podemos al respecto de la Tercera República, y cuando se le pidió amablemente esperar su turno y el micrófono, empezó a chillar que viva la República, marcándose un Umbral y diciendo que ella había venido a hablar de la Tercera República. La gente le recordó que había venido de muy lejos para el coloquio, y ella dijo que le daba igual porque ella había venido de Paríse para hablar de la República.

Se le cedió el turno a un joven español residente en Noruega que había bajado a París expresamente para el #foroexterior. Empezó a hablar diciendo que tenía tres preguntas, cuando en realidad lo que tenía preparado era un mítin de siete u ocho minutos, cuyo principio se vio interrumpido por los constantes chillidos de la entrañable abuela republicana del párrafo anterior que exigía su turno de palabra. Después de eso una señora francesa le preguntó a Joinet si el Front national era compatible con los derechos humanos y si los valores republicanos -franceses- se estaban perdiendo. Pesimismo francés de libro.

Se decidió tomar una pregunta más. Cómo no, la de la abuela republicana, que simplemente repitió por el micrófono lo que previamente ya habíamos oído todos en un tono considerablemente más elevado. Iban a empezar las respuestas cuando interrumpió la moderadora diciendo que eran las 9pm y que nos iban a echar de la sala en breves, disculpándose por no poder dar paso a las respuestas de tan interesantes preguntas. Cerró diciendo "cómo ven, a veces no podemos", lo que produjo un silencio cargado ante el chascarrillo más inapropiado de la tarde.

La señora Messuti ignoró completamente a la moderadora y dio una respuesta encendida a la republiyaya hablando sobre cómo una investigación concreta dentro de la querella argenitna no puede seguirse a nivel individual a no ser que se sea parte implicada, pero que su bufete en Buenos Aires está dispuesta a explicar bien cómo funciona y a dar datos generales de la querella a quién lo quiera. El señor Joinet contestó a su compatriota diciendo que al Front national debe ganársele en las urnas, en los medios y en los hechos, no en los tribunales.

Eran las 9.10pm, la gente estaba ya quemada, tras cuatro horas sin pausa metidos en Les Cordeliers, sin que hubiera aparecido Pablo Iglesias, y viendo que llevaban diez minutos echándonos de la sala. Nos pusimos en pie y empezamos a ponernos todos los abrigos para salir a la calle decepcionados cuando, de repente, por fin, apareció Pablo saludando al personal. Aprovechando que todo el mundo estaba de pie, se le vitoreó con aplausos y a gritos de "Sí se puede". Ahí queda eso, señora Mesquida, ahí queda eso.

Entrada triunfal de Pablo. © Sergio Marín, 2015.

El público aún estaba algo consternado por verlo y ya, dado que nos estaban echando de la sala.  De mientras Pablo fue a abrazarse efusivamente con Monedero y con González. Me recordó a las palabras de Joinet minutos antes. No hubo problema alguno, la moderadora dijo que tras la intervención de Pablo se abriría el turno de preguntas y que sería bueno ponerlas previamente por escrito para avanzar con el tiempo. Fuera abrigos, y a sentarse otra vez.

Y empezó a hablar el señor Iglesias. Aunque buen orador, ni de lejos es tan carismático como Monedero, y se le notaba visiblemente cansado. Dedicó un aplauso a los españoles exiliados y habló del voto rogado (es decir, de las relativas dificultades del registro de votación para los españoles que vivimos en el extranjero, que viene a ser igual de complejo que un registro de votación normal para cualquier ciudadano británico, estadounidense o francés residente en su patria). Propuso su abolición y la creación de una circunscripción electoral para los españoles residentes en el extranjero. Vitoreo general.

Arremetió contra Catalunya también: primero dijo que España estaba demasiado lleno de corruptos, que enarbolan tanto banderas españolas como catalanas. Vitoreo general. Luego aprovechó para honrar a La Nueve y a la lucha republicana española en Francia, añadiendo como la delegación del Gobierno en Catalunya había conmemorado recientemente a la División Azul. Vitoreo general.

Y empezaron las preguntas. La primera fue a la yugular: "¿estás a favor de la salida del euro?" A lo que respondió que si fuera francés, quizá sí, pero que España no puede permitirse las consecuencias de una salida del euro. Que el euro fue una victoria neoliberal de la derecha, que la izquierda fue derrotada, pero que no hay mucho que hacer. Que entiende por qué Tsipras ha cedido, y que está convencido de que volverá a ser primer ministro tras las próximas elecciones.

Expresó orgullo y admiración por Ada Colau y por Manuela Carmena dada su iniciativa para acoger a refugiados en sus ciudades, y expresó su apoyo por la eliminación del Artículo 3 del Mecanismo de Dublín, autorizando así a posibles refugiados a solicitar el asilo desde origen sin tener que jugarse la vida cruzando medio continente.

Expresó su frustración ante ciertas izquierdas europeas, como Renzi o sobretodo Hollande, de quién dijo que está poniendo una alfombra roja para que Marine le Pen sea elegida presidenta en 2017.

Y finalmente se acabó, tras más aplausos, vitoreos y gritos de "Sí se puede". Empezamos a desalojar la sala, muy cerquita de las 10pm, mientras la gente se aglomeraba con la esperanza de poder tocar, hablar o ser bendecido por el líder. En ese momento agradecí no llevar ninguna pregunta preparada: después de lo que había visto, me había quedado todo claro.

Rica tortilla vasca con fundamento y mucho garrote. © Sergio Marín, 2015.

Salí en dirección hacia el baño tras cinco horas sin ir y después me fui con varia gente a continuar la velada siguiendo la misma línea. Primero una copita de malbec en un bar latino, para celebrar la querella argentina, y luego una cena en un restaurante vasco, para celebrar la lucha contra la opresión y la comida casera del pueblo llano. Un vasco iparretarra, eso sí, que para eso seguíamos estando en Francia.

Comments

  1. Buena crónica Sergio. Abrazos y sigue estudiando con tanto ahínco.

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    1. Muchas gracias, Monetarius! Intentándolo ando :)

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  2. Sergio, se ve tan claramente de qué pie cojeas que ni merece la pena señalar algunas de las muchas palabras y expresiones tendenciosas que eliges utilizar. Aunque, al fín y al cabo, imagino que para eso están los blogs, no? Disfruta!

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    1. De qué pie cojeo, Carmen? Cuando escribo para otros medios me mantengo objetivo pero aquí suelo usar el mismo tono siempre, adelante si quieres darte una vuelta por otros posts recientes!

      Qué te pareció a ti la jornada? Eché de menos una puesta en común al final :)

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